¿Qué es el vino y cómo se hace?
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En cualquier evento, reunión o celebración está presente; seguramente, lo has probado o te has rodeado de él. Hablamos del jugo de uva, al que llamamos vino, que acompaña a casi cualquier tipo de comida.
Te vamos a contar un poquito más de esta increíble y clásica bebida.
Seguramente más que una definición, es un compartir para ti. Y, si estás aquí, es porque quieres seguir creando momentos, así que empecemos a conocer mejor esta exquisita bebida.
El vino es una bebida alcohólica producida a partir de la fermentación del mosto, que es el jugo obtenido del proceso de prensado de la uva, paso donde se aplica presión sobre la fruta. La ciencia que estudia la vinificación o elaboración de vino se conoce como enología.
Se cree que el vino existe desde aproximadamente el 5400 a. C., fecha en la que se encontró la evidencia más antigua de su producción, y ha estado presente en la dinámica del humano desde entonces.
El consumo de vino llegó a Anatolia (hoy, actual Turquía), Grecia y Egipto. Se convirtió en una bebida célebre durante el Imperio Medio del Antiguo Egipto en el siglo XX a. C. En Grecia, por otro lado, la documentación más antigua encontrada sobre el cuidado de la vid, la cosecha y el prensado de las uvas, es del siglo VIII a. C., donde el vino se bebía mezclado con agua y se conservaba en pellejos de cabra.
Cabe destacar que el vino, a lo largo de la historia, siempre fue considerado de la alta sociedad occidental, donde existe constancia de su producción en el siglo III a. C. Con vino de por medio, se han firmado los grandes tratados y acontecimientos históricos de occidente.
Desde entonces, el vino se ha convertido en un elemento imprescindible a la hora de un evento o banquete de importancia.
Es muy conocido el proceso de fermentación en diferentes productos alimenticios, pero hablemos particularmente de cómo es el de un buen vino.
Primero, seleccionamos el tipo de uvas (especie denominada como Vitis vinifera), que pueden ser blancas o moradas. Después, sacamos el jugo de la uva y lo ponemos a reposar en tanques, comúnmente de acero inoxidable o en barricas de roble, a temperaturas controladas, con el fin de dar paso a la maceración.
Estas condiciones son indispensables para iniciar el proceso de fermentación alcohólica, donde los químicos y unos organismos llamados levaduras, que están presentes en el hollejo de las uvas (los restos sólidos que quedan de la pulpa, la piel y las semillas), se encargan de transformar los azúcares en alcohol etílico y gas carbónico, creando así el vino.
Entonces, ¿cómo queda compuesto el vino? Principalmente de agua, que está presente entre un 82 % y un 88 %. Además, dependiendo del tipo de vino, posee un grado alcohólico entre un 7 % y 17 %, que es lo que le da cuerpo y aroma. El porcentaje restante pertenece a azúcares y ácidos, que influyen en el sabor del vino; los taninos, que se encuentran en las pepitas y le dan color y textura, y las sustancias volátiles, que forman parte de la fragancia y algunos otros componentes de menor relevancia.
Todos estos componentes, la cantidad en la que aparecen en la bebida e, incluso, el clima, el suelo y la vid de la uva, hacen que cada vino sea diferente e influyan en su calidad.
Una de las maneras más comunes para clasificar los tipos de vino, es a través de su color, ya que esta es su principal carta de presentación:
Tiene una gama de colores entre el rosa salmón hasta el naranja, esto se debe a que la piel de la uva pasa menos tiempo en contacto con el mosto. Normalmente, se elabora con uvas tintas, pero se pueden crear combinaciones entre variedades de uvas blancas.
Tiene su color entre el amarillo suave y caoba. Por lo general, el proceso de elaboración es con uvas blancas y la piel de la uva no entra en contacto con el mosto.
Este es el más consumido por todos y se caracteriza por su color oscuro y, como dice su nombre, tinto, el cual resulta del largo contacto entre el mosto con la piel de la fruta.
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