¿Cuál es la copa ideal para cada tipo de vino?

Disfrutar de un buen vino no solo es cuestión de elegir la botella correcta, sino también de encontrar la copa ideal. Desde los vinos tintos intensos y estructurados hasta los vinos blancos aromáticos y frescos, se pueden ver modificados o resaltados de acuerdo a la forma, tamaño y material de la copa. ¿Puedes creerlo?

En este artículo, te adentrarás en el mundo de las copas para que puedas experimentar al máximo tu experiencia. ¡Exploremos como los tipos de copas de vino pueden maximizar tus sentidos en cada degustación!

Te preguntarás: ¿qué hace que una copa de vino sea realmente buena? A continuación, exploraremos las características que debe tener una copa para ser la compañera perfecta en la degustación:

El tamaño de la copa debe ser lo suficientemente grande para permitir que el vino se agite suavemente sin derramarse. Esto ayuda a que los aromas se liberen. Además, permite verter la cantidad adecuada de vino para apreciar sus características sin llenar la copa, lo que permite un mejor análisis visual y facilita el movimiento del vino al girar la copa.

La forma es crucial para realzar los aromas y sabores del vino de acuerdo a la variedad de uva. Por ejemplo, el cuerpo de la copa de vino tinto es más amplio y redondeado, lo que permite mayor superficie de contacto con el aire y una adecuada oxigenación. En cambio, la copa de vino blanco suelen ser más estrechas y con una abertura más pequeña para preservar los aromas más sutiles.

El tallo debe tener el largo necesario para sostener la copa sin necesidad de tocar la partes del recipiente donde se encuentra el líquido. Esto ayuda a evitar que el calor de la mano afecte la temperatura del vino, en especial, para los vinos blancos o espumosos que se sirven fríos. Además, el tallo permite sujetar la copa de manera elegante y sin mancharla, evitando cualquier apreciación visual del vino.

El diámetro del borde influye en la forma en la que el vino se distribuye en la boca. Un borde más estrecho puede dirigir el flujo del vino hacia una parte específica del paladar, lo que puede resaltar ciertos sabores y sensaciones. Por otro lado, un borde más ancho permite una distribución más amplia del vino en la boca, brindando una experiencia de degustación más equilibrada.

Son ideales las copas de cristal o vidrio de calidad, sin color y de un espesor de no más de 1 mm en las paredes, ya que se tiene una visión más nítida del color del vino y la sensación táctil se hace mucho más agradable.

Existen diversas opciones de copas que se adaptan a las características específicas de cada variedad vinícola, por ello, cada tipo de vino, tiene su copa:

Para el vino tinto se suelen usar las copas grandes, también conocidas como copones o con forma de balón. Se dividen en las bordelesas y las borgoñesas. Además, estas copas también se clasifican según el varietal, como cabernet sauvignon, merlot o pinot noir.

La copa borgoña es de cáliz amplio y de cuello ancho, lo que eleva los aromas del vino. Se utiliza para vinos a base de pinot noir. Y, por otro lado, la copa burdeos es de cáliz alargado y de cuello más cerrado, lo que permite que se concentren más los aromas, pero sin saturarlos. Recomendada para tintos jóvenes como el cabernet sauvignon, merlot, rioja y syrah.

Las copas para vino blanco tienen forma de tulipa, son más pequeñas y con un cáliz más estrecho que las de vino tinto, esto mantiene la temperatura y resalta los aromas delicados. También se dividen según el varietal: el chardonnay tiene un cáliz chato, de cuello amplio y tallo bajo, y el sauvignon blanc tiene un cáliz más pequeño y estrecho que el anterior.

Las copas de vinos espumosos tienen forma de flauta con un cáliz alto y estrecho, ideales para mantener las burbujas durante más tiempo y dirigir los aromas hacia la nariz, brindando una experiencia de degustación más efervescente.

Las copas de vinos dulces son similares a las de vino blanco, pero más pequeñas y angostas. Como tienen un mayor contenido de alcohol, una copa más reducida es ideal para degustar.

Es un vino español que para apreciarlo en su plenitud, se recomienda utilizar una copa pequeña de cáliz alargado y tallo más corto y grueso.

Es un vino portugués que se toma con una copa similar a la de Jerez, pero con un cáliz amplio.

También originaria de Portugal, la copa es similar a la de Oporto, con la diferencia de que en el centro de la copa se hace más estrecha y luego se abre de vuelta.

Los vinos en lata son una opción más moderna y práctica para disfrutar el vino, incluso son elaborados de tal forma que se mantiene la calidad del vino. Un excelente ejemplo es nuestro vino Rosadito, que tiene tonalidades frescas, frutales y ligeras en las que la lata no altera su sabor.

La forma en la que tomamos la copa de vino va más allá de una actitud social o de etiqueta, también puede influir en la temperatura del vino y afectar la degustación.

Se recomienda sujetar la copa por el tallo con los dedos pulgar e índice, dejando que el resto de los dedos consigan estabilidad. Esto mantendrá el frío del vino por más tiempo y evitaremos manchar el cáliz.

Y otro tema bastante común, es cómo brindar adecuadamente. Usualmente, decimos «chocar las copas» y nos podemos imaginar un encuentro más brusco, pero realmente es más como un beso delicado, donde las copas se tocan ligeramente en sus bordes y no es necesario hacer ningún ruido, es casi como solo hacer el gesto del brindis. En algunos casos basta con levantarla en dirección a esa persona que está al otro lado del salón y la mesa, antes de movernos o abalanzarnos sobre el centro de la mesa. 

Ahora que sabemos que elegir la copa adecuada para cada vino puede transformar tu experiencia, ¿me creerías que incluso el vino rosado se puede disfrutar sin una copa convencional? Pues Rosadito llegó a México para romper los esquemas y cambiar la forma en que disfrutamos el vino. Prueba el primer vino rosado en lata. ¡Ingresa acá y déjate sorprender!